Este camino montessoriano empezó hace unos años con la llegada de mi primera hija, su nacimiento despertó en mi interior la necesidad de buscar nuevas respuestas, nuevos caminos para acompañar las infancias y haciendo tribu con un grupo de personas que sentían las mismas ganas de profundizar sobre el método.

Es así como llegué hasta FAMM, el lugar que me proporcionaría unas de las experiencias más gratificantes en mi vida. Haber tomado la decisión de cursar la formación no fue fácil, la reunión inicial me advertía que sería un curso muy demandante y por sobre todo riguroso en cantidad/calidad de trabajos por presentar, y en mi caso hasta trasladarme a otro país para tomar las clases, aún así, las ganas e ilusión que tenía por adentrarme en esta experiencia hicieron que tome el desafío.

Hoy, mirando todo el camino recorrido, el esfuerzo en las largas jornadas de estudio, de tareas, de prácticas en el ambiente, siento una satisfacción inmensa de haber obtenido el diploma de Guía – AMI y no hay duda de que todo el trabajo valió la pena.

Pero este camino no hubiera sido posible sin el acompañamiento cálido de todo el equipo de FAMM y la gran fraternidad que formamos entre compañeras de la formación, manteniendo el lazo con un anhelo en común, el de acompañar esta etapa en donde el niño se caracteriza por tener una mente razonadora, sedienta de conocimiento y de comprensión de la realidad.

Lorena Portillo, Guía 6 a 12, Paraguay